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Predecir y optimizar la producción de pollos de engorde con el uso de un modelo de simulación y optimización económica.
Gracias a los grandes avances de la genética de los pollos de engorde, la tasa de crecimiento y la eficiencia alimentaria han mejorado significativamente en comparación con hace 25 años. El rápido crecimiento de la demanda de carne de pollo, el aumento de los precios de los alimentos balanceados y el incremento de concientización de los retos medioambientales han motivado a los productores a producir pollo de manera más rápida, utilizando nutrientes de manera más eficiente.
En la actualidad los pollos de engorde sólo necesitan unas pocas semanas para pasar del peso de un pollito al de un pollo a beneficio. Este rápido crecimiento puede dar lugar a una falta de uniformidad, resultando en una gran variación en el peso corporal en el momento del beneficio. La variación en el peso de un mismo lote comienza desde su inicio como pollito, por lo que las diferencias de género desempeñan un papel fundamental (los machos crecen más rápido que las hembras). Una mejor uniformidad puede lograrse con buenas condiciones de cría, adecuadas prácticas de manejo y una óptima nutrición temprana.
Los signos clínicos del estrés calórico son causados por períodos prolongados de temperaturas ambientales elevadas y una alta humedad e incluyen una caída en los parámetros de producción, como lo son la tasa de ingesta de alimento diaria, tasa de ganancia de peso diaria y la conversión alimenticia. El estrés calórico afecta negativamente no solo el bienestar animal sino también su desempeño. Este estrés es el resultado de un balance negativo entre la cantidad neta de energía que fluye del animal hacia su entorno y de la cantidad de energía térmica que produce el propio animal.
Una buena calidad de la canal y de la carne de pollo empieza por tener un pollo sano y bien alimentado, para favorecer un crecimiento óptimo. La selección genética también desempeña un papel importante en la determinación de los rasgos de la canal y de la carne.
Los avicultores buscan constantemente formas de aumentar la eficiencia y el rendimiento, reduciendo al mismo tiempo los costos de producción. Es importante prestar atención a las prácticas de bioseguridad adecuadas y centrarse en todos los aspectos que afectan directamente al rendimiento y a la salud de las aves, incluyendo la capacitación del personal, el manejo de la producción, la gestión del agua, manejo de la cama, y las medidas de higiene de la granja. Para contribuir a ello, recomendamos un alimento balanceado de pre-inicio durante los primeros cuatro días posteriores a la eclosión, para favorecer el desarrollo temprano y conseguir aves con el mayor peso posible y el menor costo por kilogramo al final del ciclo de producción.